Si a las plantas no les
da cáncer, ¿podrían ayudarnos a entender qué sucede en el proceso
carcinogénico?
Por Mauricio Quimbaya
¿Qué le sucede a una planta cuando tiene sed?
Por Lorena López-Galvis
Desde que inicie mi carrera de agronomía me interesé principalmente en explorar en detalle cómo se forma una planta, desde una célula hasta órganos
completos, más que en la producción masiva de cultivos agrícolas. Ese interés se convirtió en mi enfoque profesional, cuando en mi experiencia de
pasantía pude trabajar en campos de producción de frutas y allí vi que mi carrera me podía ofrecer también la oportunidad de entender como esa planta
crecía y lo que necesitaba para su desarrollo. Aprender que cada especie tiene requerimientos nutricionales y ambientales particulares, así como entender
que esos factores son primordiales para el manejo de los cultivos establecidos en ese ambiente, me permitió ver que así como hay lugares muy adecuados
para la producción agrícola, también existen ambientes limitantes para la producción vegetal. Esto último me llevó a enfocar mi carrera hacia la
investigación, y específicamente a trabajar en adaptación de plantas a ambientes secos o con baja disponibilidad de agua, lo que se conoce como
tolerancia a estrés por sequía.
Aunque existen muchos factores abióticos que afectan negativamente la producción agrícola mundial (calor, frío, sequía, acidez de suelos, salinidad), y
solo el 10% de la tierra arable del mundo está libre de estos problemas, es la sequía uno de los factores de mayor impacto económico, ya que afecta el
45% de las zonas agrícolas del mundo [1] y junto con los otros estreses abióticos puede
reducir la productividad en un 50-70% [2].
Las plantas son capaces de adaptarse y responder a las condiciones fluctuantes del ambiente que les causan estrés, debido a que el ambiente influye en la
expresión de genes de respuesta a dichos estreses y como consecuencia, las plantas ajustan sus patrones de desarrollo, fisiología y bioquímica. En el
caso particular de la sequía, la respuesta adaptativa o de tolerancia de las plantas depende de la etapa de desarrollo en la que se encuentren dentro de
su ciclo de vida. Las plantas pueden modificar sus respuestas de maneras diversas, por ejemplo pueden tratar de acortar su ciclo vegetativo y empezar a
florecer con tal de garantizar el paso de sus genes a las nuevas generaciones; en otros casos pueden reducir su metabolismo al mínimo y esperar hasta el
momento en que llegue la lluvia, para activar su ciclo reproductivo. A nivel fisiológico, las plantas pueden resguardar su agua interna evitando
transpirar (proceso de pérdida de agua por los estomas o poros de las hojas) a expensas de reducir el intercambio de gases, su tasa fotosintética y su
crecimiento. Adicionalmente, a nivel de mecanismos de desarrollo, hay plantas que al experimentar sequía desarrollan raíces largas y abundantes, con el
fin de explorar capas muy profundas de suelo en búsqueda de agua.
Desarrollo de raíces profundas
Las estrategias de mejoramiento de plantas para tolerar estrés por sequía son variadas y extensas. Dentro del programa de mejoramiento de frijol del
Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) se estableció una metodología de evaluación de líneas mejoradas de frijol teniendo en cuenta
principalmente el desarrollo de raíces profundas en condiciones de sequía [3, 4]. Las líneas mejoradas de frijol que
exhiben un mejor desarrollo radicular en el sistema de evaluación de sequía en cilindros bajo invernadero (Fig. 1), presentan también un buen desempeño y
tolerancia a condiciones de sequía en campo. De alguna manera estos materiales toleran sequía por medio de un gran desarrollo de su parte radicular.
Esta característica puede ser utilizada en el establecimiento de programas de fitomejoramiento y en la selección de las líneas que se cruzarán, con el
fin de producir materiales de frijol aptos para el cultivo en zonas secas de África oriental y occidental, y en América Latina. En estas zonas, el frijol
se cultiva por pequeños agricultores en condiciones mínimas de insumos y es un elemento fundamental de la dieta de estas poblaciones, ya que es una
proteína económica que aporta calorías [5].
Sin embargo, las plantas no solo alteran su anatomía y fisiología en respuesta a condiciones de estrés, también tienen mecanismos moleculares que regulan la expresión de genes para generar respuestas a estreses abióticos.
Genes DREB como activadores de respuestas a estrés
Dentro de las estrategias genéticas para mejorar la tolerancia de los cultivos a la sequía existen muchos ejemplos de genes promisorios que se han investigado en plantas de cultivo de importancia económica (p.e. arroz, maíz, soya) y que por medio de ingeniería genética se han introducido en estas especies, en la búsqueda de producir variedades que puedan adaptarse a ambientes con déficit hídrico. Un ejemplo de este tipo de genes son los DREB (proteína de unión al elemento de respuesta a deshidratación, del inglés dehydratation-responsive element binding protein), los cuales se activan en respuesta a condiciones de deshidratación, frío y salinidad e inducen la expresión de un amplio set de genes de respuesta a estrés. Por medio de la transformación genética de plantas de arroz para la sobreexpresión (alta producción de transcrito) de los genes DREB1A y DREB1B se desarrollaron fenotipos con tolerancia a estrés de sequía, frío y salinidad. Se encontró también que estas plantas transgénicas acumulaban azúcares y prolina los cuales actúan como osmoprotectores en caso de estrés ya que pueden proteger a las células de perder excesivamente agua en condiciones de sequía, o de la cristalización de los fluidos celulares en caso de helada [6].
Ya que los azúcares se han definido como moléculas importantes en la respuesta a estreses, existe un azúcar formado por dos unidades de glucosa que ha sido estudiado por su capacidad de proteger a las células en condiciones de extrema deshidratación, este azúcar es conocido como trehalosa.
Trehalosa: un azúcar osmoprotector
Bioquímicamente los azucares (sucrosa, fructosa, glucosa, etc.) son las unidades energéticas de las células vegetales, son el alimento que permite el crecimiento y desarrollo de las plantas y son formados a partir de la fijación de la luz solar durante el proceso de la fotosíntesis. Las plantas tienen diferentes capacidades de acumular los distintos azucares que producen, pero hay uno en especial que ha sido estudiado por su función como osmoprotectante en la planta de resurrección Selaginella lepidophylla. Esta planta puede llegar a perder el 75% de su agua y reverdecer cuando el agua está disponible, este fenómeno se debe a la alta acumulación del azúcar trehalosa en la planta deshidratada -15% de su peso seco- (Fig. 2). La trehalosa es también la responsable de que las levaduras sigan vivas a pesar de estar en condiciones totalmente secas. Estas características de la trehalosa la hicieron uno de los objetivos de investigación de diversos grupos científicos en el mundo en búsqueda de plantas tolerantes a la sequía. De esta manera en tabaco, arroz, trigo y alfalfa, entre otros, se han introducido genes de levaduras y plantas involucrados en la síntesis de trehalosa teniendo resultados de cierta tolerancia a déficit hídrico que no estaban directamente asociados con la acumulación de trehalosa. Sin embargo, las plantas modificadas con estos genes presentaron defectos en su desarrollo, acumulación de otros azucares y otros fenotipos; lo que indica que los genes introducidos pueden alterar otros aspectos moleculares y no están restringidos a síntesis y función osmoprotectante de la trehalosa [7].
Fig.2 La planta de resurrección Selaginella lepidophylla también conocida como flor de Jericó, permanece viva en condiciones extremas de deshidratación (A) y reverdece luego de absorber agua (B). |
La trehalosa es derivada de la glucosa, y aunque en plantas cultivables se ha encontrado que hay numerosos genes envueltos en esta cadena metabólica, la acumulación de trehalosa en plantas superiores es nula. Este hecho permitió plantear la pregunta de mi doctorado, ¿qué función cumplen todos esos genes en la planta si no están encargados de la producción y acumulación de trehalosa? Lo que se encontró es que estas proteínas pueden estar divergiendo hacia otras funciones en la planta que no son necesariamente la producción de trehalosa pero si el control del metabolito intermedio en su vía de síntesis conocido como Trehalosa-6-Fosfato (T6P), el cual es una señal del estatus energético de la planta [7]. La modificación de la expresión de los genes de síntesis de trehalosa en la planta modelo Arabidopsis thaliana, mostró un gran rango de fenotipos entre los cuales se encontraron fuertes interacciones de dichos genes con la vía de señalización de hormonas como el ácido abscísico (ABA) [8]. El ABA es importante en activar la respuesta a estrés, en caso de déficit hídrico la acumulación de ABA en la planta hace que se cierren los estomas para evitar perder el agua interna, sin embargo, esta respuesta no se ve en plantas en las que se ha suprimido un gen de síntesis de trehalosa (AtTPPG). En estas plantas modificadas tampoco se observó un cambio importante en la producción de trehalosa o de otros azucares sugiriendo que esta proteína podría estar jugando un papel más especifico en las respuestas a estrés por medio de ABA más que en el metabolismo de trehalosa [8].
En síntesis, durante mi carrera científica he podido explorar diferentes estrategias de investigación para entender los mecanismos tanto a nivel morfológico, fisiológico y genético de tolerancia a estrés por sequía. Sin embargo este es un tópico muy complejo que ha requerido el esfuerzo de investigadores en todo el mundo, y que últimamente ha generado la atención de la comunidad científica ya que los cambios climáticos y las irregularidades en la frecuencia de lluvias han afectado enormemente a los cultivos y agricultores del mundo.
Referencias
[1] Flowers T.J., Yeo A.R. Breeding for salinity resistance in crop plants: Where next? Aust. J. Plant Physiol. 1995; 22:875–884.
[2] Mittler R. Abiotic stress, the field environment and stress combination. Trends Plant Sci. 2006; 11:15–19.
[3] López-Galvis, L. Evaluación de la tolerancia a la sequia en frijol común (Phaseolus vulgaris L.) en condiciones de invernadero. 2005. Tesis de pregrado en Ingeniería Agronómica. Universidad Nacional de Colombia.
[4] Polania, J. A.; Rao, I. M.; Beebe, S y García, R. 2009. Desarrollo y distribución de raíces bajo estrés por sequía en fríjol común (Phaseolus vulgaris L.) en un sistema de tubos con suelo. Agron. colomb. 27: 25-32.
[5] Rao, I.M. 2002. Role of physiology in improving crop adaptation to abiotic stresses in the tropics: The case of common bean and tropical forages. pp. 583-613. En: Pessarakli, M. (ed.). Handbook of plant and crop physiology. Marcel Dekker, New York, NY.
[6] Dehydration responsive element binding protein (DREB)1-type transcription factors in transgenic rice improve tolerance to drought, salt, and freezing. JIRCAS Research Highlights 2005.
[7] Paul, M., Primavesi, L., Jhurreea, D. y Zhang, Y. 2008. Trehalose metabolism and signaling. Annu Rev Plant Biol 59:417-441.
[8] Vandesteene L, López-Galvis L, Vanneste K, Feil R, Maere S, Lammens W, Rolland F, Lunn JE, Avonce N, Beeckman T y Van Dijck P. 2012. Expansive Evolution of the TREHALOSE-6-PHOSPHATE PHOSPHATASE Gene Family in Arabidopsis. Plant Phys 160(2):884-96.
Resistencia en plantas: la otra cara de la moneda
Por Vanesa Segovia
Desde muy temprano la biología de las plantas llamo mi atención, recuerdo que quedé fascinada la primera vez que observé una planta creciendo en un tubo de ensayo, “¿como puede ser esto?”, me pregunté, y esta pregunta forjo mi interés en el trabajo de laboratorio. Durante mi paso por la universidad me interesé en mejorar la producción en plantas y me di cuenta que las enfermedades son uno de los factores limitantes, y que las estrategias de control existentes se quedaban cortas comparadas con la dinámica de un fitopatógeno (patógenos que afectan a las plantas), que siempre lograba recuperar su capacidad de infección pese a los esfuerzos por controlarlo. Con el tiempo desarrollé un interés especial en la aplicación de biología molecular y la transformación genética para solucionar problemas relacionados con las enfermedades de las plantas. La idea de proporcionar nuevas alternativas para controlar enfermedades me fascinaba, y convencida de que generando plantas transgénicas se haría un aporte significativo, empecé mi trabajo en el laboratorio en esta área. Tiempo después, la experiencia en investigación me proporcionó una nueva visión acerca del manejo de cultivos y encontré muy interesante estudiar el problema de fitopatología por el lado del patógeno, es así como terminé involucrada en un área novedosa conocida como biología de efectores, de la cual les relatare a continuación.Un poco de historia
Las enfermedades en las plantas son uno de los problemas más serios que enfrentamos en la era moderna, dado que gran parte de nuestros alimentos y recursos energéticos provienen de las plantas. Probablemente la generación de plantas resistentes a enfermedades se realiza desde que éstas fueron domesticadas, pero el fitomejoramiento con base científica tomó forma después de la publicación de las leyes de la herencia de Mendel y de que Sir Rowland Biffen cruzara por primera vez plantas de trigo para obtener una progenie resistente a la roya amarilla (Puccinia striiformis) en 1905 [1]. Desde entonces gran parte de los esfuerzos de los fitomejoradores se enfocan en la selección y desarrollo de variedades resistentes. Sin embargo esta resistencia ejerce una presión de selección sobre los patógenos que controla y los obliga a cambiar rápidamente para recuperar su virulencia, lo cual hace que la variedad quede inocua al cabo de unos pocos años (alrededor de 3 a 5 años). En 1955 Harold Henry Flor planteó el modelo del gen-por-gen que explica el origen de esta variación[2]. Flor observó que la habilidad de un patógeno para causar enfermedad (otorgada por un gen denominado Avr) se hereda al igual que la resistencia en plantas (conferida por genes R), por lo tanto la resistencia sólo tiene lugar cuando se conforma la dupla R-Avr, donde R:* Actúa como un receptor que percibe a un Avr.
*Reconoce que la planta está siendo atacada.
*Desencadena los procesos de defensa.
En dado caso que falte alguno de los componentes de la dupla, los mecanismos de defensa no se activan y la planta es susceptible. Más aun, si el patógeno varía (muta) su gen Avr, el reconocimiento no tiene lugar y la infección progresa exitosamente [3].
Dado que los parásitos establecen una estrecha relación con el organismo que colonizan, se presume que los patógenos neutralizan las respuestas de defensa del hospedero secretando un grupo de proteínas que solo se expresan cuando entran en contacto con el organismo hospedador, a estas proteínas se les conoce como efectores [4]. Por ejemplo en hongos fitopatógenos (causan enfermedades en las plantas), las proteínas responsables de la infección sólo se expresan cuando ocurre interacción entre la planta y el patógeno. Aunque dichas proteínas son fundamentales pues garantizan el éxito en la infección, también pueden jugar en contra del patógeno, dado que si son reconocidas por las plantas constituyen un Avr que desata procesos de defensa (como consecuencia de la dupla R-Avr) y la infección no puede progresar [5].
Entonces para entender la dinámica de un fitopatógeno y diseñar estrategias de control más durables, se hace necesario conocer en detalle no solo al componente de resistencia en las plantas (R), si no que también se requiere estudiar y caracterizar al componente del patógeno (los efectores).
“La caja de Pandora”
Pese a su importancia ningún gen Avr ha sido descrito en las royas que atacan los cereales. En el caso del trigo, dos de las enfermedades más agresivas son la roya de la hoja y la roya amarilla causadas por los hongos Puccinia triticina y P. striiformis, respectivamente. Estos hongos biotróficos (parásitos obligados) se caracterizan por que forman haustorios, una hifa (cuerpo vegetativo de un hongo) modificada con doble función: la obtención de nutrientes y la secreción de proteínas que garanticen el éxito en la infección. El haustorio se forma únicamente cuando el hongo esta en contacto con la planta, por lo que tiene una función exclusiva durante la infección, de manera que los genes expresados en esta estructura son determinantes para la sobrevivencia del patógeno dentro de la planta [6]. Por lo tanto, el haustorio constituye una especie de “caja de Pandora” que guarda los secretos que hacen posible la infección en trigo, y para conocer estos secretos debemos indagar específicamente en esta estructura.Para lograr un mejor entendimiento de la roya de la hoja, durante mi tesis de doctorado aislé haustorio de hojas de trigo infectadas y extraje ARN de ellas para fabricar una colección de genes (llamada comúnmente genoteca) que se expresan específicamente durante la infección [7]. Después de realizar análisis bioinformáticos, identifiqué secuencias completas que codificaban para genes en la roya de la hoja, y me dedique a caracterizarlos in silico (usando herramientas computacionales). Dado que aun no se ha descrito un Avr en la roya de cereales, no se sabe a ciencia cierta que características pueden tener este tipo de genes. Sin embargo, los Avr descritos en otros hongos comparten algunas características muy generales relacionadas con su función dentro de las plantas (como por ejemplo la presencia de péptidos (secuencia de aminoácidos) señal que permite su translocación desde el hongo hacia la planta). Entonces, considerando la información disponible en otros patosistemas, generé un criterio de selección que me permitió aproximarme a posible genes candidatos. Una vez identificados los genes candidatos, mi siguiente paso fue validar su función y establecer si al ser expresados en la planta (en ausencia del patógeno) desencadenan procesos de defensa, que puedieran ser visualizados y cuantificados con pruebas de laboratorio. Para este fin, utilicé técnicas de cultivo de tejidos y realicé experimentos expresando transitoriamente los genes candidatos en células vegetales, corroborando la función biológica de las secuencias que fueron predichas inicialmente por bioinformatica. Para complementar estos análisis, estudie la expresión de los genes candidatos a diferentes tiempos de infección, con lo cual agrupé evidencia para demostrar que dos genes candidatos de la roya de la hoja se expresan únicamente en contacto con la planta (específicamente en haustorio) y que al ser expresados en la hoja generaron respuestas de defensa [7]. Dado que ésta es un área poco explorada en el patosistema de roya-trigo, y por lo tanto no hay mucha información, estos genes constituyen un punto de partida para el estudio de efectores en la roya de la hoja del trigo.
Los genes de R son conservados los Avr no lo son
Muchos de los genes R que han sido clonados en plantas se agrupan en familias de genes que codifican proteínas con fragmentos conservados (dominios) involucrados en el reconocimiento de proteínas del patógeno (como los Avr; [4]). Sin embargo las proteínas Avr no son conservadas entre los diferentes microorganismos y en algunos casos son únicas, por lo que no se pueden hacer asociaciones entre diferentes patógenos para diseñar estrategias de control. Ahora bien, aunque dentro la misma especie (grupo de organismos capaces de entrecruzarse y de producir descendencia fértil), los Avr son conservados, ellos están sujetos a pequeñas variaciones ocasionadas por la presión de selección ejercida por los genes R y los factores ambientales [8]. Los estudios de evolución en los genes Avr se enfocan en la variación de estos dentro de la misma especie, considerando presencia, ausencia, mutaciones de punto o rearreglos en los genes o cualquier variación que permita evadir el reconocimiento de los receptores en las plantas ([8],[9]). Para algunas royas la diversidad en genes Avr se correlaciona con la capacidad de los aislamientos en vencer la resistencia en variedades comerciales [10], entonces el estudio de la variación de los genes involucrados en la infección en diferentes aislamientos podría llevarnos a identificar Avr en la royas que atacan los cereales.Durante mi investigación posdoctoral, he puesto mi atención en la roya amarilla del trigo (P. striiformis), que es una roya caracterizada por su agresividad debido a su alta capacidad de variación y adaptabilidad a diferentes condiciones climáticas [11]. Con el ánimo de establecer plataformas de comparación que permitan identificar genes que pueden volver un aislamiento avirulento (incapaz de infectar) en uno virulento (capaz de infectar), hemos secuenciado aislamientos con diferentes distribuciones geográficas y con diferente espectro de virulencia, utilizando métodos de secuenciación denominados NGS (por su sigla en inglés New Generation Sequence), para generar una aproximación al genoma de estos aislamientos. Adicionalmente, extraje haustorio de la roya amarilla, y el ARN se secuenció utilizando una estrategia conocida como RNAseq, que permite obtener datos de expresión de genes durante la infección [11]. El siguiente paso en esta investigación requiere caracterizar la función en planta de varios genes candidatos al mismo tiempo, lo cual se logra con ensayos de expresión transitoria que involucran células de la planta despojadas de la pared celular (conocidas como protoplastos) [12], y de esta forma acelerar la identificación de genes de la roya involucrados en la infección. Todo esta investigación constituyen un esfuerzo para encontrar y caracterizar genes Avr en P. striiformis y facilitar con este conocimiento el diseño nuevas estrategias de control, que se presume serían más durables pues tienen en cuenta el aspecto del hongo que hasta el momento ha sido ignorado por los fitomejoradores.
Después de explorar en diversas áreas de investigación, hoy estoy mas convencida del aporte de la biología molecular en la obtención de cultivos resistentes que garanticen una buena producción. Nunca imaginé que el objeto de mi curiosidad me llevaría a explorar diversas formas de abordar un problema y de hacer investigación… después de todo, todavía me sorprende contemplar plantas de trigo creciendo en un tubo de ensayo.
Referencias
[1]Biffen, R.H. 1905 Experiments with wheat and barley hybrids, illustrating Mendel’s Laws of heredity. J. Roy. Agric. Soc. 65:337-45
[2]Flor, H. H. 1942 Inheritance of pathogenicity in Melampsora lini. Phytopathology 32, 653–669.
[3]
Flor, H. H. 1955 Host-parasite interaction in flax rust: its genetics and other implications. Phytopathology 45: 680–685.
[4]Dangl J L and Jones JD. 2001. Plant pathogens and integrated defence responses to infection. Nature 411: 826–833.
[5]Dodds PN and Rathjen J P. 2010. Plant immunity: towards an integrated view of plant–pathogen interactions.Nature reviews. 11: 539-548.
[6]Staples RC. 2001. Nutrients for a rust fungus: the role of haustoria. Trends in Plant Science. 2001 6 (11): 496–498http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1360138501021264#
[7]Segovia V. 2010. Identification of wheat leaf rust (Puccinia triticina) genes expressed during the early stages of infection. at: http://krex.kstate.edu/dspace/bitstream/handle/2097/6759/VanesaSegovia2010.pdf;jsessionid=D51C19A973312C975C8221D011944477?sequence
[8]Van der Merwe M M, Kinnear M W, Barrett LG, Dodds P N, Ericson L, Thrall P H and Burdon J J. 2009. Positive selection in AvrP4 avirulence gene homologues across the genus Melampsora Proc. R. Soc.B.doi:10.1098/rspb.2009.0328 http://rspb.royalsocietypublishing.org/content/early/2009/05/14/rspb.2009.0328.full.html#related-urls
[9]Farman M L, EtoY, Tosa Y, Nakayashiki H, Mayama S & Leong SA. 2002. Analysis of the structure of the AVR1-CO39 avirulence rice-infecting isolates of Magnaporthe grisea. Mol. Plant Microbe Interact. 15, 6–16.
[10]Dodds P N, Lawrence GJ, Catanzariti AM, The T, Wang CI A, Ayliffe MA, Kobe B and Ellis J G. 2006. Direct protein interaction underlies gene-for-gene specificity and coevolution of the flax resistance genes and flax rust avirulence genes. Proc. Natl Acad.Sci. USA 103: 8888–8893
[11]Cantu D, Saunders D, Segovia V, Bayles R, Chen X, Kamoun S, Dubcovsky J and Uauy C. 2012. Discovery of Puccinia striiformis f.sp. tritici effectors by whole genome resequencing and comparative genomics. In preparation
[12]Segovia V, Uauy C. 2012. In vivo expression system for effector validation in hexaploid wheat (Triticum aestivum L.) using protoplast electroporation. XV International Congress on Molecular Plant-Microbe Interactions. July 29th - August 2nd, 2012, Kyoto, Japan. POSTER.
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Por Mauricio Quimbaya