Por Adriana Almeida
Desde los años 90 muchas de las variedades de plantas que
consumimos han sido modificadas genéticamente, confiriéndoles características
como resistencia a virus, a insectos, a enfermedades y a herbicidas, con genes
que incrementan el valor nutricional de los frutos, raíces o semillas que
producen, o en búsqueda de obtener cultivos capaces de crecer y producir buen
rendimiento bajo un medio ambiente cambiante y muchas veces adverso (cultivos
modificados tolerantes al frío y a suelos ácidos o bajos en nutrientes). Una de
las principales justificaciones para hacer estas modificaciones en el genoma de
muchos cultivos ha sido la de incrementar la producción agrícola para
satisfacer las necesidades alimentarias de una población humana en constante
crecimiento cuando las zonas arables del mundo son limitadas.
Una de las preocupaciones a nivel mundial frente al desarrollo de
organismos genéticamente modificados (OGMs) es el riesgo que existe que estos
genes incorporados sean transferidos desde los OGMs a sus parientes silvestres,
generando cambios en el acervo o contenido genético natural de la especie y que
pueda tener efectos ya sean positivos o adversos para el ‘fitness’ (capacidad
de sobrevivir y de reproducirse) de la especie. Por este motivo, he considerado
importante que reflexionemos un poco sobre la idea del flujo genético de genes
introducidos a cultivares modificados hacia poblaciones silvestres, y hacia
otros cultivares no modificados. Igualmente considero importante evaluar las
posibles implicaciones que este flujo genético puede tener en áreas de
diversidad genética y en otras practicas agrícolas que no involucran el uso de
transgénicos.
¿Que es el
flujo genético?
El flujo genético juega un papel principal en el mantenimiento de
la variación genética dentro de los organismos vivos y ocurre cuando genes son
incorporados desde una población a otra dentro de la misma especie o entre
especies sexualmente compatibles, por medio del intercambio de gametos (polen,
esperma) o por medio del movimiento de individuos (semillas u organismos). Este
‘movimiento de genes’ puede ocurrir de muchas maneras diferentes, por ejemplo
cuando el polen de una flor es transportado por el viento y poliniza flores de
otras poblaciones, o cuando una persona se muda de una ciudad a otra y tiene
hijos con personas nativas del nuevo sitio. Desde un punto de vista evolutivo,
el flujo genético puede generar diferentes efectos. Primero, puede introducir o
reintroducir alelos (variaciones de un gen) o genes (en caso de un transgen) a
una población, incrementando así la variación genética de la población (flujo
genético dentro de una población). Segundo, puede homogeneizar el acervo
genético de poblaciones distantes geográficamente, reduciendo así el proceso de
adaptación a las condiciones locales (flujo genético entre poblaciones) (1).
Movimiento de polen
desde OGMs hacia poblaciones silvestres emparentadas
La mayoría de los OGMs que se cultivan actualmente son sexualmente
compatibles con sus parientes silvestres. Esto quiere decir, que si los OGMs se
cultivan en las mismas zonas geográficas que sus poblaciones naturales, existe
el riesgo que se produzca un flujo de genes hacia sus parientes silvestres (2).
Los híbridos que se formen mediante el cruce de un OGM y un pariente silvestre,
y que reciban estos genes pueden generar una nueva combinación genética que
puede no producir un efecto directo en el fenotipo o igualmente esta nueva
combinación puede generar un efecto positivo o negativo para el fitness del
nuevo individuo (3).
Un ejemplo de flujo genético desde un OGM hacia sus parientes
silvestres se observó con el primer OGM que fue cultivado en Estados Unidos de
América (USA) en 1995. Es el caso de calabacín amarillo (Cucurbita pepo) con resistencia al virus del mosaico del zucchini y
al virus moteado 2 de la sandia (4). El calabacín modificado fue cultivado en
una zona de distribución natural de la especie en USA, donde estos virus
coexisten comúnmente con los calabacines silvestres. Luego de algunas cosechas,
se observó que algunos de los calabacines silvestres aledaños a la zona de
cultivo no presentaron ninguna evidencia de ataque de los virus mencionados
anteriormente y se evaluó el flujo genético del transgen (el material genético
de resistencia a los virus introducido en los OGMs) hacia los calabacines
silvestres. Se encontró que el transgen fue efectivamente incorporado en el
genoma de los calabacines silvestres que no fueron atacados por los virus (5).
Otros casos de flujo genético desde un OGM hacia una especie
silvestre, que no ha sido benéfico para los agricultores, han ocurrido cuando
cultivares han sido modificados para adquirir tolerancia a herbicidas y se
produce flujo genético del transgen hacia parientes silvestres que pueden
adquirir resistencia a herbicidas y competir mas agresivamente por recursos con
el OGM. Este es el caso de flujo genético entre arroz modificado tolerante a
herbicidas, y sus parientes silvestres, el arroz rojo (Oryza rufipogon Griff) y la maleza de arroz (O. Sativa f. spontanea).
Dos estudios realizados en China y Corea han evaluado el flujo genético desde
el arroz modificado hacia las especies silvestres de arroz por medio de
marcadores moleculares de tipo microsatélite. Se encontró que del 0.01 al 0.05%
de los individuos del arroz rojo y del 1.21 al 2.19% de los individuos de la
maleza de arroz presentes en los campos cultivados con arroz modificado habían
adquirido el transgen. A pesar que el porcentaje de flujo genético fue bajo,
estos estudios resaltaron la importancia de evitar el flujo genético desde los
OGMs hacia sus parientes silvestres, principalmente cuando existe competencia
por recursos (6).
En Colombia se han hecho estudios sobre el posible efecto del
flujo genético entre OGMs y sus parientes silvestres en cultivos como la yuca y
el maíz. En el caso de la yuca (Manihot
esculenta Crantz ssp. esculenta),
cultivo de gran importancia para nuestro país, pues Colombia es el tercer
productor latinoamericano (2 millones de toneladas por año), se ha determinado
que las especies de este genero presentan una alta diversidad genética
intraespecífica y las condiciones reproductivas de algunas especies favorecen
el flujo genético. OGMs en yuca se han desarrollado para incrementar el valor
nutritivo de la raíz y para conferir resistencia a insectos como el barrenador
de tallo (Chilomima clarkei) y el
gusano cachón (Erinnyis ello). El
problema de flujo genético entre los OGMs y sus parientes silvestres en yuca se
ve agravado por la alta sincronía entre la liberación del polen y la apertura
de las flores femeninas (fertilización por insectos), y como consecuencia de
este hecho, se ha observado flujo genético entre casi todas las especies de
este genero. Sin embargo, se ha estimado que si los cultivos se encuentran a
una distancia mayor o igual a 30 m con respecto a plantas silvestres del
genero, el flujo genético puede ser mínimo. Por lo cual Kawano (1980) ha
sugerido que 500 m de aislamiento entre OGMs y especies silvestres puede ser
una distancia apropiada para garantizar un ‘aislamiento perfecto’ entre
poblaciones (7).
El flujo genético desde
OGMs a cultivos orgánicos
Para que la producción de un agricultor sea certificada como orgánica
no puede utilizar semillas que hayan sido generadas por medio de tecnologías de
ADN recombinante. Adicionalmente, el agricultor orgánico no debe hacer uso de
pesticidas o herbicidas para el manejo y control de plagas y malezas
respectivamente (8). Debido a estas estrictas regulaciones, los agricultores
orgánicos se ven enfrentados a dos problemas, primero, cómo controlar el flujo
genético desde OGMs y segundo, cómo controlar la contaminación de pesticidas
utilizados por agricultores no orgánicos a sus alrededores (3). Sin embargo,
bajo el sistema de producción agrícola intensivo que se practica actualmente,
lograr un 100% de pureza en cualquier tipo de agricultura es casi imposible,
por lo cual las agencias de control y regulación de productos orgánicos han permitido
que los agricultores orgánicos mantengan su licencia aun cuando trazas de
pesticidas de origen sintético sean detectadas (no mayores del 5%) en sus
productos (9). De la misma manera, para cultivos que producen semillas como
producto de comercialización, la asociación de agencias para la certificación
de semillas en USA (AOSCA) acepta que las semillas producidas tengan hasta un
0.5% de semillas provenientes de otras variedades (incluyendo OGMs) y hasta un
2% de material inerte mezclado con las semillas (10). La presencia de niveles
de semillas con información de OGMs no se toma como una violación al programa
nacional orgánico en USA, siempre y cuando el agricultor no haya tenido la
intención de utilizar material genéticamente modificado y haya hecho un manejo
adecuado para evitar la polinización cruzada con cultivos vecinos (11).
La coexistencia de
cultivos orgánicos, convencionales y genéticamente modificados
Debido a la agricultura industrial a gran escala y a las
diferentes practicas agrícolas (cultivos orgánicos, convencionales y OGMs), los
agricultores se ven en la necesidad de establecer acuerdos colaborativos que
les permitan separar y garantizar la mayor pureza posible de los productos
agrícolas que producen (12). Las mismas prácticas pueden ser establecidas para
prevenir simultáneamente tanto la contaminación por OGMs como por pesticidas o
herbicidas de origen sintético. Estas prácticas pueden incluir una separación
espacial de los campos de cultivo, la siembra no sincronizada de los cultivos
entre practicas agrícolas distintas, el uso de variedades con diferentes
tiempos de maduración y el uso de variedades que no sean compatibles
sexualmente (13). Igualmente, los agricultores deben prevenir contaminación de
sus producciones durante los períodos de cosecha, almacenamiento, transporte y
procesamiento de alimentos (14).
Igualmente, diferentes grupos de investigación han generado
tecnologías alternativas para el desarrollo de OGMs que pueden ayudar a
controlar el flujo genético de los transgenes (15).
1.
Localización del transgene en
ADN cloroplasmático: Esta tecnología evita que el transgen sea insertados en el
ADN del núcleo de la célula y lo direcciona para que sea incorporado en el ADN
del cloroplasto (16). Durante la producción de polen, el ADN del núcleo es
duplicado y transferido a los granos de polen, pero el ADN del cloroplasto no.
De esta manera el polen producido por OGMs bajo esta tecnología no puede
transferir el transgen por flujo genético vía polen.
2.
Mitigación del transgen: El
transgen de interés es ligado a un gen de mitigación, el cual produce una
proteína que no es benéfica para plantas silvestres. Si se presenta flujo
genético del complejo formado por el transgene-gen de mitigación hacia plantas
que no se encuentran en el campo de cultivo, el gen de mitigación reduce el
fitness de la nueva generación de híbridos con el transgen.
3. Tecnología GURT (del Inglés ‘Genetic Use Restriction Technology’)
o semillas suicida: la segunda generación de semillas es estéril debido a la
incorporación de un gen de tipo ‘terminator’ que producen semillas no viables a
menos que las plantas sean expuestas a ciertas condiciones químicas o
ambientales, las cuales activan un gene represor que inactiva el gen
‘terminator’.
La sostenibilidad de las
practicas agrícolas actuales
La sostenibilidad puede definirse de muchas maneras, pero una
definición aceptable es la de lograr cubrir las necesidades básicas de los
habitantes actuales al mismo tiempo que se preservan los recursos naturales y
agrícolas para garantizar que futuras generaciones puedan acceder y disfrutar
de ellos (3). La sostenibilidad se ha convertido en el objetivo principal del
proyecto de las Naciones Unidas para el Desarrollo del Milenio, en el cual se
busca asegurar un medio ambiente sostenible por medio de la integración de
políticas para el desarrollo sostenible en búsqueda de revertir la perdida de
los recursos naturales (17).
El sistema de agricultura industrial a gran escala que ha sido
implantado en países desarrollados como USA ha generado incrementos
impresionantes en la productividad y eficiencia de practicas agrícolas, pero no
es sostenible, pues ha generado grandes daños en el medio ambiente, incrementado el uso de hidrocarburos, el
uso insostenible de agua y suelos, que han contribuido a la degradación
ambiental debido a la polución del aire, a la erosión del suelo, a la reducción
de la biodiversidad, al incremento de la resistencia de patógenos, y a la
polución de aguas superficiales (lagos y ríos) y de aguas subterráneas por el
uso desmedido de fertilizantes y herbicidas (18).
Una posible solución en miras de generar una agricultura
sostenible puede lograrse mediante la integración de numerosas practicas
agrícolas tales como el manejo integrado de plagas, el control biológico, los
métodos agrícolas orgánicos, el uso de OGMs, y la agricultura convencional
(18). En ese sentido hay mucho potencial en el desarrollo de nuevas variedades
de OGMs que puedan utilizar mas efectivamente el agua, los fertilizantes, que
puedan descontaminar suelos y aguas, que reduzcan los costos y el impacto
ambiental de la preparación de lotes antes de la siembra, que ayuden a reducir
el efecto invernadero y que produzcan mayor rendimiento sin incrementar el uso
de la tierra (20).
Conclusiones
Son numerosos los diferentes factores que afectan la frecuencia
del flujo genético producto del
movimiento de polen desde OGMs a sus parientes silvestres, a cultivares
orgánicos o provenientes de cultivos convencionales, como son la biología de la
especie, el ambiente, y las prácticas agrícolas. Todos estos factores deben
tomarse en cuenta durante el desarrollo de estrategias para controlar o
minimizar el flujo genético entre ellos. Igualmente el uso de OGMs
desarrollados bajo las tecnologías para minimizar el flujo genético hacia
especies sexualmente compatibles es una alternativa viable para proteger la
biodiversidad y favorecer el desarrollo de cultivos provenientes de diferentes
practicas agrícolas.
En búsqueda de desarrollar una agricultura más sostenible, los
OGMs pueden potencialmente contribuir a lograr esta iniciativa mundial, pues
pueden desarrollarse OGMs con características tales que pueden minimizar el
impacto en el medio ambiente causado por las practicas agrícolas. Sin embargo,
su desarrollo y disponibilidad no garantizan que este objetivo pueda ser
logrado. Todo depende del manejo que se les de y que estos nuevos cultivares
OGMs sean utilizados bajo nuevas maneras de desarrollar la agricultura y que
garanticen la sostenibilidad, integrando lo mejor que ofrece cada una de las
practicas agrícolas actuales.
Referencias:
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