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Por Mauricio Quimbaya

El escritor Colombiano, José Eustasio Rivera, describe de una manera vívida, en su novela La Vorágine las selvas del Guaviare de nuestro país: “Las visiones del soñador fueron estrafalarias: procesiones de caimanes y de tortugas, pantanos llenos de gente, flores multicolores que daban gritos. Dijo que los árboles de la selva eran gigantes paralizados” [1]. En este aparte de La Vorágine, podemos apreciar como la explosión de vida en un entorno particular como la selva, maravilla a Arturo Cova, personaje central de la novela.

Pero la riqueza natural de Colombia, ha causado fascinación desde el mismo momento en que empezó a estudiarse. Muchos años antes de la publicación de La Vorágine; en el siglo XVIII, cuando a nuestro país aún se le conocía como El Nuevo Reino de Granada; el naturalista español José Celestino Mutis, inició una exploración masiva de los territorios del nuevo continente con el principal objetivo de datar, estudiar y clasificar las principales formas de vida (fauna y flora) encontradas allí. Dicha expedición tuvo una duración de más de 33 años, trayendo como consecuencia la recolección y clasificación de más de veinte mil especies distintas de plantas y ocho mil de animales, de las cuales, más del 70% resultaron ser especies exclusivas del nuevo continente, mostrando que Colombia es un país rico en formas de vida y en hábitats naturales, es decir, es un país megadiverso [2].

Sin lugar a dudas, todos alguna vez hemos oído mencionar el término megadiversidad, y me atrevería a afirmar, que de una u otra manera nos hemos familiarizado con él, forjándonos su significado propio en nuestras mentes. Sin embargo, en muchas ocasiones, el conocimiento a priori que podemos tener en relación al concepto diversidad biológica puede ser erróneo o sesgado. Por lo tanto, el principal objetivo del presente escrito, es el de aclarar las ideas que podamos tener acerca del concepto biodiversidad y para esto, usaremos como herramienta la biodiversidad Colombiana. Haremos un recorrido por Colombia, ilustrando por que nuestro país es considerado como un país megadiverso. Igualmente, mostraremos de que manera, la diversidad de formas de vida, está estrechamente relacionada con la diversidad de ciertos hábitats naturales particulares conocidos como ecosistemas, los cuales a su vez, están íntimamente relacionados con la geografía, geología e historia natural del sitio del cual fueron originados. Finalmente, hablaremos un poco acerca de la conservación de especies y ecosistemas, haciendo énfasis en el propósito de la conservación y mencionaremos algunas estrategias actuales para la protección y preservación de la biodiversidad en Colombia.


Diversidad, evolución y adaptación

Para definir de la manera más sencilla el término biodiversidad, podemos referirnos simplemente a su origen etimológico. La palabra biodiversidad, viene del griego βio que significa vida y del latín diversitas que significa variedad; de acuerdo a esto, la biodiversidad es simplemente la variedad de vida que podemos encontrar en un punto y en un momento determinado. Igualmente, la biodiversidad, no solo se refiere al tipo y a la abundancia de especies en una región en particular, sino que también abarca la variabilidad de otros sistemas de organización como los ecosistemas (selvas, montañas, bosques, desiertos, mares, lagunas) e igualmente hace referencia a la variabilidad genética, es decir, a la variedad en el conjunto de genes que poseen los organismos que habitan en un ecosistema específico y que hacen que organismos de la misma especie se parezcan más entre ellos y se diferencien de organismos de especies diferentes [3].

De la misma manera, cuando hablamos de diversidad biológica o biodiversidad, es clave mencionar que ésta, no es producto del azar, por el contrario, es el resultado directo de la interacción de tres factores fundamentales: el tiempo, la biología y la geografía [3]. De esta forma, millones de años se hacen necesarios, para que por una parte, un proceso geológico (por ejemplo, el choque de dos placas tectónicas) produzca un accidente geográfico como una cordillera, y por otra, para que los organismos que habitaban en las tierras bajas antes de la formación de la cordillera, se adapten a las nuevas condiciones ambientales producidas por la elevación de las montañas, originando con el paso del tiempo, organismos diferentes a los originales. Esté proceso adaptativo y su influencia sobre la evolución de las especies fue descrito por el naturalista inglés Charles Darwin.

El año pasado, se celebraron 150 años de la publicación la obra cumbre de Darwin, titulada, El origen de las especies por medio de la selección natural o de la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida [4]. Un título más bien complicado y extenso, que nos es útil para resumir dicha obra, y el cual quiere decir que las distintas especies que existen actualmente, se han originado gracias a una forma particular de selección. Dicha selección, se basa en la supervivencia y posterior perpetuidad de las especies que mejor se han adaptado a unas condiciones medioambientales específicas. En este orden de ideas, podemos afirmar, que eventos geológicos y geográficos específicos, influencian directamente la formación de hábitat particulares, y éstos a su vez condicionan los procesos de evolución y adaptación de los organismos que los habitan, concatenando causalmente a éstos tres procesos anteriormente mencionados. Demos un ejemplo concreto para ilustrar mejor esta interconectividad.

Pensemos en un ecosistema particular, por ejemplo un páramo. El páramo es un ecosistema que solo se encuentra en las cumbres de algunas regiones tropicales como la cordillera de los Andes (con alturas que oscilan entre los 2700 y 4000 metros) y su origen se ve determinado por la historia geológica, herencia glaciar y vulcanismo específico de estas regiones Andinas [5]. Estos factores se entrelazan para originar los dos factores más importantes que determinan el ecosistema de páramo: Agua y suelo [6]. En el páramo, esta relación se manifiesta principalmente en cambios en la disponibilidad de agua y nutrientes y en los aportes de materia orgánica, la estabilización de los suelos y regulación hídrica que influencian directamente las especies que podemos encontrar allí [7].

Tanto las especies animales como vegetales que encontramos en los páramos, se originaron y paulatinamente con el paso de millones de años, se fueron adaptando a las condiciones particulares de este ambiente. Fuertes vientos, heladas, congelamiento y nutrientes en el suelo que se lavan con facilidad, son algunas de las condiciones medioambientales, que han determinado qué organismos y cuáles características morfológicas específicas son las que se imponen en el páramo, permitido la supervivencia y proliferación de las especies que viven allí [8].

Por ejemplo, las especies vegetales del páramo presentan una serie de adaptaciones, particulares. En muchas plantas, las hojas se reúnen en la parte superior del tallo formando una roseta que sirve de defensa a las yemas contra el viento y el frío. Igualmente, es evidente en distintas especies, un engrosamiento de las hojas que es útil, o bien para almacenar agua o para impedir la deshidratación, éste tipo de hojas gruesas reducen al mínimo la pérdida de agua por factores ambientales como el viento; éste es el caso particular de plantas como los frailejones o como el cardón, dos especies típicamente paramunas [9].

Otro ejemplo, el cual nos es útil para entender la fuerte relación que existe entre condiciones medioambientales y adaptaciones específicas son los líquenes, ya que su distribución y crecimiento están condicionados por diversos factores, relacionados con gradientes altitudinales. De ésta manera, a medida que ascendemos por el ecosistema de bosque alto-andino hasta llegar al páramo, podemos apreciar como en un género de líquenes, denominado por los científicos como Sticta, se presentan variaciones en la densidad de cifelas (órganos de intercambio gaseoso) asociadas a la altura. Así, se aprecia un efecto significativo de la altura sobre la densidad éstas. A mayor altura, menos cifelas, lo cual es útil para evitar una excesiva pérdida de agua por las condiciones ambiéntales típicas del páramo [10].

Con los ejemplos mencionados anteriormente, quiero resaltar, que la variedad de organismos que existen hoy en día son resultado de la interacción continua a nivel temporal, entre la biología de los seres vivos y el medio ambiente. Por lo tanto, si un lugar particular, posee una gran diversidad de hábitats naturales, de igual manera, también tendrá una gran variedad y diversidad de especies [3]. Este es el caso particular de nuestro país, en el cual, su ubicación espacial y especialmente su historia geológica, caracterizada por la formación de tres ramificaciones de la cordillera de los Andes, han permitido el surgimiento de diversos ecosistemas tan diversos como los páramos, las selvas o los desiertos. Son estos diversos ecosistemas, los que albergan la explosión de vida y mantienen las distintas especies que hacen de Colombia una nación megadiversa.


La megadiversidad de especies de Colombia

Según el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt, Colombia es la cuarta nación en biodiversidad mundial, siendo por grupo de organismos, el segundo país en biodiversidad de plantas con cerca de 50000 especies, el primero en diversidad de anfibios y aves con 733 y 1865 especies respectivamente; tercero en reptiles con aproximadamente 524 especies y el quinto en mamíferos con 471 especies [11].

De la misma manera, Colombia posee la mayor diversidad de peces tanto marinos como de agua dulce por unidad de área a nivel mundial; cifras recientes registran un total de 1435 especies de peces de agua dulce y al rededor de 2000 especies marinas [12]. Nuestra nación es el país que cuenta con el mayor número de especies de colibríes del planeta y de mariposas diurnas del mundo con 3.500 especies. A nivel de flora, también es el primero en grupos taxonómicos como las orquídeas con más de 3500 especies y las heliconias con 100 especies aproximadamente [13].

Colombia, también es rico en especies endémicas; cerca de 32 especies de mamíferos, 400 de anfibios, 66 aves y una tercera parte de especies de plantas, son únicas de nuestro país. Aves como las alondras (Eremophila alpestris) o mamíferos como los cusumbos (Genero Nasua) solo habitan en nuestra nación
[13].


Retos en la conservación de la diversidad en Colombia

Sin embargo, no todo es positivo en cuanto al manejo y protección que como nación, le damos a nuestra biodiversidad. La explosión urbanística del siglo XX y los problemas políticos y sociales de nuestro país, han repercutido directamente en la distribución y manejo de la tierra y de igual manera, han impactado la biodiversidad Colombiana y los ecosistemas que la soportan.

Un ejemplo concreto de ésta situación es el desplazamiento forzado a causa de la violencia. Miles de familias han sido despojadas de sus tierras y se han visto en la necesidad de asentarse muchas veces en reservas naturales o áreas protegidas. Tal es el caso de zonas rurales de Santa Marta, en donde familias expulsadas de sus tierras, han colonizado fracciones del parque natural Tayrona, reemplazando especies típicas de la zona, por otras necesarias para su supervivencia y manutención alimentaria, poniendo así en peligro un gran número de especies típicas de la región
[14].

Hoy en día, cerca de 319 especies de vertebrados y un sinnúmero de especies vegetales, se encuentren en amenaza de extinción, esto quiere decir, que el número de individuos pertenecientes a poblaciones particulares de dichas especies ha caído drásticamente; algunas veces, hasta tal punto que ciertas especies han desaparecido totalmente. Tal es el caso de la foca monje (Monachus tropicales) cuyo último ejemplar fue visto en 1965 en el archipiélago de San Andrés y Providencia [15].

Son esta desaparición de ecosistemas y pérdida de especies, las que han obligado al gobierno colombiano, a formular y suscribir legislaciones específicas para el manejo y protección de la biodiversidad.

Desde 1994, cuando Colombia suscribió el acuerdo de diversidad biológica a través de la ley 165 de ese mismo año, se formuló la política nacional de biodiversidad y se adquirió el compromiso de conformar y consolidar un sistema nacional de áreas protegidas (SINAP). Las áreas protegidas se identifican, planifican y gestionan para conservar a largo plazo la base ambiental y ecológica indispensable para que la vida pueda desarrollarse en condiciones de respeto y equidad, cumpliendo específicamente con funciones como mantener los procesos ecológicos, preservar la diversidad de hábitats, de especies, y la conservación de la variabilidad genética y de las capacidades productivas de los ecosistema
[16].

Distintas políticas gubernamentales y privadas avaladas por la ley Colombiana, han permitido la creación de cerca de 55 parques naturales y/o santuarios de fauna y flora que representan cerca de trece millones de hectáreas protegidas y que se encuentran destinadas, no solo a la protección y conservación de los ecosistemas que en ellas se encuentran, sino que también tienen el objetivo de ser centros activos para la educación y concientización de nacionales y extranjeros en relación a temas ecológicos.

Sin embargo, aunque la mayoría de nosotros, tengamos la idea, que es importante proteger a los ecosistemas, para así preservar a las especies que en ellos habitan. Realmente sabemos cual es el papel que desempeña la conservación, en el mantenimiento del equilibrio del planeta?, en otras palabras, sabemos para qué conservar?. En la siguiente sección del presente ensayo, trataremos dar respuesta a éstas inquietudes, haciendo referencia a Gaia, el espíritu de la tierra.


Nuestro planeta, un ser vivo en sí mismo: Gaia

En 1987, el biólogo Tony Cunningham, citó cuatro razones, conocidas como "las 4 E", por las cuales debemos conservar la biodiversidad: Primera, la razón ética, el derecho a la vida de todas las especies, segunda, la razón estética, preservar la belleza de las especies que se extinguen; tercera, la razón ecológica, el papel vital que puede desempeñar en un ecosistema la especie que se extingue, y cuarta, la razón económica, el interés para la industria farmacéutica o alimenticia que puede tener la especie que se extingue [17].

En un mundo ideal, perfecto y armónico, las dos primeras razones, serían en si mismas, fuertes argumentos para la defensa y la protección de la biodiversidad, sin embargo, las constantes presiones económicas, sociales y políticas, características de un mundo postmoderno e industrializado, hacen imposible la conservación de la biodiversidad meramente por ética y/o estética. En este sentido, la población creciente, y debido a esto, las mayores demandas de alimentos, agua, refugio, materias primas y otros elementos de primera necesidad, han llevado a la destrucción y desaparición de un sinnúmero de ecosistemas naturales, siendo sustituidos por cualquier otro tipo sistema artificiales, desde inmensas extensiones de tierras para el cultivo de especies de interés alimenticio y/o económico, hasta inmensos complejos industriales. La conservación de la biodiversidad por las dos primeras razones postuladas por Cunningham, se hace aún más difíciles de seguir en un país como Colombia. Un país, en donde como se mencionó anteriormente, la desigualdad social, el conflicto armado y la falta de apoyo del estado, hacen que un desarrollo sostenible, basado en un equilibrio entre factores ecológicos, sociales y económicos sea difícil de seguir. Solamente cuando estos problemas básicos, relacionados en sí con los derechos fundamentales de todo ser humano, sean al menos abordados; podríamos pensar en la conservación y protección de los ecosistemas por ética o por estética.

Si reflexionamos un poco acerca de la frenética carrera industrial que estamos llevando, y acerca de sus consecuencias medioambientales tales como el calentamiento global, el efecto de invernadero, el cambio climático, el deshielo polar y los agujeros en la capa de ozono; es la tercera razón postulada por Cunnigham, la ecológica, la que resulta ser la más importante para plantear a las estrategias de conservación como medios para restaurar el equilibrio de nuestro planeta.

A inicios de los 70s, el meteorólogo y ambientalista James Lovelock, postuló una teoría que sostiene que la atmósfera y la parte superficial del planeta (la biósfera), se comportan como un todo interconectado, donde la vida, su componente característico, se encarga de autorregular sus condiciones esenciales tales como la temperatura, composición química y salinidad de los océanos, esto, básicamente mediante la producción y regulación de los ciclos biogeoquímicos como los son el del fósforo y/o el nitrógeno. Nuestro planeta, también denominado Gaia (por la diosa griega de la tierra que lleva el mismo nombre) se comporta como un sistema auto-regulador que se mantiene en equilibrio, un equilibrio que permite que las condiciones aptas para la vida se mantengan constantes, a pesar de que la tierra se mantenga expuesta permanentemente a eventos como la radiación solar, que van en detrimento de la vida [18]. Este fino equilibrio, solo puede ser concebido como el producto de miles de millones de años de evolución y adaptación a condiciones específicas, que depende en su totalidad de la interconectividad de sus partes, es decir los distintos ecosistemas y las distintas especies que habitan en ellos. De una manera más sencilla, ningún ecosistema, ni las especies que en él habitan, se encuentra aislado de otro y cualquier acción en contra de un ecosistema en particular, tendrá consecuencias en otro, a miles de kilómetros de distancia o incluso a escala temporal en algunos años hacia el futuro. En este sentido, podemos acotar las palabras del ambientalista Español Joaquín Araújo, “En la biodiversidad, en el sistema ecológico, no va bien nada, si no va bien todo junto”. Un ejemplo claro de este argumento, es el deshielo polar a causa del efecto de invernadero; en este caso, un efecto local, está teniendo consecuencias globalmente. El derretimiento de los casquetes polares, no solo tiene como consecuencia el incremento en el nivel del agua de los océanos, también, el constante vertimiento de agua dulce al mar ocasiona disminución en la salinidad de los océanos, cambio en las corrientes marinas produciendo una disminución generalizada de la temperatura terrestre, causando así, un cambio climático catastrófico que causaría la desaparición de ecosistemas naturales completos, e igualmente de áreas de cultivo que sustenta la alimentación de la humanidad.

Colombia como nación megadiversa rica en variedad de ecosistemas y por lo tanto fundamental dentro del sistema de engranajes que mantienen en equilibrio la homeostasis del planeta, tiene la responsabilidad de velar por la protección de su riqueza biológica y participar activamente de la concientización de sus ciudadanos en relación al rol que cada uno de nosotros tenemos, en el adecuado manejo de nuestros recursos naturales; esto debido a que cualquier acción en contra de la diversidad de nuestro país, tiene repercusiones no solo a nivel local, sino también a nivel global. Es por esto, que el respeto y manutención, tanto de las áreas protegidas como de todos los ambientes en los cuales nos desenvolvemos, como nuestro hogar o trabajo, es una prioridad que debe considerarse como un deber ciudadano más.


La cuarta “E”, la económica, lamentablemente la que más pesa

Tristemente, parece ser que es la última “E” postulada por Cunningham, la económica, la única razón que llevaría al ser humano a crear las condiciones que eviten las extinciones masivas de especies y ecosistemas. Esta razón particular para conservar, se explica como el valor agregado que tienen algunas especies, al ser útiles para la producción de drogas, fármacos y productos de belleza y que luego de su venta producen grandes ganancias económicas a las compañías multinacionales que patentan y de esta manera restringen su uso. El problema es aún mucho mayor en países como el nuestro, el cual, no tiene una legislación clara en cuanto al acceso y tenencia de los recursos naturales. De esta manera, cualquier empresa o compañía extranjera, tiene acceso sin restricción a nuestra biodiversidad, con el agravante de que cualquier beneficio económico obtenido con el uso o aplicación de éstos, no es reinvertido en el país.

Existen, muchos casos particulares de este tipo de situaciones. Por ejemplo, la especie de cactus Hoodia cactus, es una planta que crece en el desierto del Kalahari en África. Distintas tribus que habitan allí, lo han ingerido por cientos de años, ya que es de conocimiento tradicional, que éste cactus tiene propiedades medicinales, además de ser útil para disminuir el apetito. Esto es muy ventajoso, debido a que los grupos étnicos que viven en el desierto, deben caminar millas antes de poder cazar; por lo tanto al mascar las hojas de este cactus, el apetito disminuye y el proceso de cacería se hace más efectivo
[19]. En 1998, una compañía farmacéutica del Reino Unido, usando extractos de las hojas del cactus, produjo una medicina conocida como Phytopharm, patentándola y restringiendo su uso. Phytopharm tuvo una gran aceptación entre la gente de países Europeos, vendiéndose como un supresor del apetito. Dicha aceptación fue tan grande, que un año después, la multinacional Pfizer, compró la patente y empezó a distribuir la droga en todo el mundo. Solamente algunos meses después de salir al mercado, la droga había recibido millones de dólares en ganancias, mientras que las tribus del Kalahari aun continúan caminando por millas para buscar su sustento, sin recibir un solo centavo de las ganancias, que su conocimiento ancestral generó [20].

La situación es tan grave, que en otra nación megadiversa, Brasil, compañías multinacionales y grandes farmacéuticas, han patentado casi el 50% de las especies vegetales que actualmente se conocen en ese país, y en ocasiones, la designación de un área particular, como zona protegida o no, depende de qué especies están presentes en dicha zona y si estas especies, tienen algún valor económico específico
[21].

Conclusión

Todos, en algún momento de nuestras vidas hemos oído mencionar que Colombia es un país megadiverso, sin embargo muy pocos somos concientes del significado que esta connotación tiene. Para que Colombia sea rico en diversidad biológica, un sinnúmero de circunstancias geológicas, biogeográficas y evolutivas, tuvieron que coincidir en un momento particular y en un entorno particular para que en nuestra nación, se presente la explosión de vida que vemos actualmente.

Si tenemos en cuenta que nuestro planeta, es en si un ser viviente, en el cual cada una de los ecosistemas, se encuentran íntima y metódicamente ligados, para mantener un equilibrio constante que hace posible la vida; es nuestro deber como ciudadanos concientizarnos de nuestras acciones como actores primarios en el mantenimiento y preservación de dicha biodiversidad. Si bien es cierto, que las actuales circunstancias políticas y sociales de nuestro país, hacen bastante difícil proponer un plan de conservación de ecosistemas y por lo tanto de especies, que se adapte a una estrategia de desarrollo sostenible y que sea compatible con las actuales circunstancias sociales de Colombia, si es posible que nuestras acciones diarias se modifiquen, para ayudar a preservar y conservar, nuestra biodiversidad. Un pequeño esquema de reciclaje en nuestro hogar, el ahorro de luz eléctrica y agua y el uso menos personalizado del auto; serían de vital ayuda tanto para los ecosistemas propios, coma para el resto de ecosistemas de la región y del planeta.

Los dejo con una cita de Kofi Annan, premio Nobel de la paz, “Salvaguardar el medio ambiente... es un principio rector de todo nuestro trabajo como humanidad, y se sustenta en el apoyo del desarrollo sostenible; es un componente esencial en la erradicación de la pobreza y uno de los cimientos de la paz “. Por favor reflexionemos y tomemos conciencia de nuestras acciones, en últimas, todo está interconectado. No pensemos en el planeta que heredamos de nuestros padres, pensemos en el planeta que queremos heredar a nuestros hijos, tal vez así nuestro comportamiento cambie radicalmente.


Referencias

[1] Rivera, José Eustasio. (2009). González Segura, Alejandro (ed.). La vorágine, Alianza Editorial.
[2] Días, Santiago. (2003). La Expedición Botánica. Sociedad Geográfica de Colombia, Academia de Ciencias Geográficas.
[3] Gaston, K.J. (1996). What is biodiversity? In K.J. Gaston (Ed.), Biodiversity: a biology of numbers and difference. (pp. 1-9). Oxford, U.K.: Blackwell Science Ltd.
[4] Darwin, Charles. (1869). On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life (5th ed.), London: John Murray Editors.
[5] Hooghiemstra, H & Van der Hammen, T. (2004). Quaternary Ice-Age dynamics in the Colombian Andes: developing an understanding of our legacy. Phil. Trans. R. Soc. Lond. B 359, 173–181.
[6] Malagón ,C & E, Pulido. (2000). CIDIAT. Suelos del Páramo Colombiano. Serie: Suelos y Clima. SC - 56. Mérida. 222 p. En: Colombia. Diversidad Biótica III.
[7] Buytaert, W, et al (2006). Human impact on the hydrology of the Andean páramos. Earth-Science Reviews. 79. 53–72.
[8] Cardenas, C, Posada, C & Vargas, O. (2002). Banco de semillas germinables de una comunidad vegetal de paramo húmedo sometida a quema y pastoreo (parque nacional natural Chingaza, Colombia) ECOTROPICOS 15(1):51-60 2002. [9] Cleef, A.M. (1981). The vegetation of the paramos of the Colombian Cordillera Oriental. Diss. Bot. 61: 1—321.
[10] Quintero, A & Cerón, B. (2009). Estructura de una comunidad de Líquenes y morfología del género Sticta (Stictaceae) en un gradiente altitudinal. Acta biol.Colomb. 14, N3.
[11] www.humboldt.org.co/chmcolombia/biodiversidad.htm
[12] Maldonado-Ocampo, J.A.; Ortega-Lara, A.; Usma O., J.S.; Galvis V., G.; Villa-Navarro, F.A.; Vásquez G., L.; Prada-Pedreros,S. y Ardila R., C. (2005). Peces de los Andes de Colombia. Instituto de Investigación de Recursos Biológicos «Alexander Von Humboldt». Bogotá, D.C. –Colombia.
[13] http://colombiacuriosa.blogspot.com
[14] www.bandatoscaribe.org
[15] Bartolomé, J & Isaac, V. (2000). La foca monje, Editorial Debate, S.A
[16] www.parquesnacionales.gov.co
[17] Cunningham, A.B. (1987). Commercial Craftwork: Balancing out human needs and resources. South African Journal of Botany 53(4) : 259-266.
[18] Lovelock, J & Giffin, C. (1969). Planetary atmospheres: Compositional and other changes associated with the presence of life. Astronautical Sciences, 25, pp.179-193.
[19] http://en.wikipedia.org/wiki/Hoodia
[20] http://www.blackherbals.com/hoodia_cactus.htm
[21] http://www.globalissues.org/article/191/food-patents-stealing-indigenous-knowledge