¿Podemos morir si comemos alimentos transgenicos?
Por Adriana Castaño Hernández. M.Sc.
Cáncer, VIH-sida, alergias, calvicie [9], son algunos de los rumores que se escuchan que puede producir si consumes alimentos derivados de cultivos modificados genéticamente o comúnmente llamados: “alimentos transgénicos”.
¿Y que es un alimento “transgénico”? son los alimentos obtenidos a partir de un organismo modificados genéticamente (OGM), o que contiene ingredientes que provienen de plantas que han sido modificadas por ingeniería genética. Como consecuencia, lo que se modifica genéticamente es la planta, los microorganismos o el animal, NO necesariamente el alimento. Un alimento puede contener ingredientes que provienen de OGM, (por ejemplo aceite de algodón, harina de maíz, salsa de soya), o pueden ser directamente el OGM, por ejemplo, la mazorca o la papaya [1].
En los últimos 30 años la biotecnología se ha visto presente en un amplio espectro de actividades humanas, como son la medicina y el cuidado de la salud, la protección ambiental, la producción de biocombustibles, la agricultura y la producción de alimentos, llegando a ser considerada por expertos economistas como una de las fuerzas económicas del siglo XXI.
Como otros tantos desarrollos de la humanidad, la biotecnología y en particular su uso para la obtención de plantas modificadas genéticamente, ha traído consigo una serie de inquietudes relativas a la inocuidad de éstos desarrollos para la salud humana y animal. Los alimentos derivados de estos cultivos tienen beneficios para los consumidores, pero es necesario que como sucede con cualquier otro producto (medicamentos, vacunas, alimentos, insumos para la salud) que se destine al uso, consumo y beneficio de los seres humanos, sea evaluado bajo criterios técnicos, científicamente validados y aceptados, igualmente que permitan un manejo adecuado de los riesgos potenciales, así como la participación de una sociedad informada de manera más objetiva y veraz posible.
La FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura), la OMS (Organización Mundial de la Salud), prestigiosas Asociaciones Científicas internacionales tales como la Sociedad de Toxicología de los Estados Unidos, la Asociación Médica de Gran Bretaña, el Colegio Americano de Nutrición; Academias de Ciencias como la Pontifica Academia de la Ciencias, la Academia de Ciencias de China, Brasil, India, México, EE.UU); Agencias Sanitarias reguladoras homologas como FDA (Food and Drugs Administration) en Estados Unidos, EFSA (European Food Safety Agency) en Europa, SENASA en Argentina; indican que no hay indicios de que los organismos genéticamente modificados sean perjudiciales para la salud humana como resultado de su consumo. Estos resultados están basados en evidencia disponible durante los últimos 15 años desde que se aprobó el primer OGM en 1995.
Sin embargo, la evaluación previa a la puesta en el mercado debe seguir los principios científicos de evaluación del riesgo que busquen un nivel de certeza adecuado sobre la inocuidad de estos, como lo debe ser con cualquier producto que se destine al ser humano, independientemente del método que se haya empleado para su obtención [4].
Recientemente, científicos italianos llevaron a cabo y publicaron en la revista científica “Critical Reviews in Biotechnology” una revisión y análisis de la literatura científica sobre la inocuidad de los cultivos transgénicos desarrollada durante los últimos 10 años, generando un listado de más de 1.780 publicaciones que muestran la seguridad de los mismos para el consumo humano [8].
Con el fin de establecer el grado de inocuidad de los alimentos derivados de plantas genéticamente modificadas, se ha establecido el concepto de BIOSEGURIDAD. El cual establece el conjunto de medidas y acciones que se deben tomar para evaluar, evitar, prevenir, mitigar, manejar y/o controlar los posibles riesgos y efectos directos o indirectos que puedan afectar la salud humana, el medio ambiente y la biodiversidad, la productividad o producción agropecuaria, como consecuencia de la investigación, introducción, liberación, movimiento transfronterizo y producción de OGM [4].
Los efectos en la salud humana de los alimentos derivados de plantas genéticamente modificadas, dependen del contenido específico del alimento y tienen el mismo potencial de tener riesgos o presentar beneficios como los alimentos convencionales.
La evaluación de la inocuidad de los OGM se realiza caso a caso y paso a paso, lo que significa que cada evaluación es individual y específica para los criterios a evaluar y el uso específico teniendo en cuenta cada una de las etapas de su desarrollo y utilizando los siguientes criterios [2]:
· Concepto de equivalencia sustancial.
· Uso de un enfoque multidisciplinario, que incluye la evaluación de las características de la proteína nueva introducida, aspectos toxicológicos y alergénicos y análisis de la composición nutricional.
· Consultas con expertos nacionales e internacionales, así como las autoridades regulatorias de otros países.
· Fundamento científico.
· No existe riesgo cero.
¿Qué se evalúa?
Cuando se evalúa un alimento derivado de una planta genéticamente modificada, siempre se busca establecer que los riesgos no sean diferentes, ni nuevos, ni mayores a los que tiene el mismo alimento convencional. Entonces, se analiza que no haya nuevos tóxicos o alérgenos, que la composición de nutrientes sea la misma o esté dentro de los rangos establecidos para el alimentos convencionales y que como resultado de la introducción de nuevos genes no se presenten cambios indeseables. De esta manera se evalúa que el alimento derivado del OGM SEA TAN SEGURO COMO el alimento que conocemos y consumimos comúnmente [3].
Este planteamiento es lo que constituye el concepto de EQUIVALENCIA SUSTANCIAL, establecido por la OECD en 1993 y hoy en día aceptado por organizaciones como el Codex alimentarius, el cual establece un punto de partida para adelantar los estudios de evaluación del riesgo, empleando un criterio de comparación entre el alimento derivado del cultivo genéticamente modificado y su contraparte convencional que no presenta ninguna modificación genética y que tiene una historia de uso conocida.
Las plantas genéticamente modificadas podrían tener proteínas nuevas con características alergénicas y por lo tanto una persona sensible puede presentar una reacción alérgica. Si bien los alimentos desarrollados en forma tradicional no se evalúan generalmente en cuanto a alergenicidad, los protocolos para pruebas de alimentos derivados de OGM, incluyen análisis del potencial alergénico, que han sido evaluados y avalados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través del Codex alimentarius [5]. Hasta la fecha no se han hallado efectos alergénicos en relación con los alimentos derivados de OGM que se encuentran actualmente en el mercado.
Del mismo modos, la introducción de ADN nuevo permite la síntesis de nuevas sustancias, las cuales pueden ser componentes convencionales de los alimentos como proteínas, carbohidratos o vitaminas, pero también podrían generar nuevos metabolitos que resultarían tóxicos para el ser humano, pero al igual que con la alergenicidad a la fecha no se ha encontrado ningún efecto tóxico de un OGM [6].
El debate en relación con los cultivos genéticamente modificados y los alimentos que de estos se derivan, se ha convertido en un frente de discusión de posiciones extremas en donde se desconoce la experiencia de más de 15 años de uso y consumo ininterrumpido. Además de la aplicación de procesos regulatorios y de evaluación de riesgo resultado del consenso entre los países y del soporte científico para el desarrollo de los mismos. Citando entre otros las guías de evaluación de riesgo de la OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), los instrumentos de Bioseguridad de la FAO, los estándares del Codex Alimentarius (FAO/OMS), la guías y regulaciones nacionales (FDA, EFSA, FSANZ, SENASA, entre otros), consideradas para la toma de decisiones en relación con el uso de OGM para su siembra, consumo humano o consumo animal.
El consumo de alimentos derivados de OGM no causa cáncer, no es la causa de la calvicie y mucho menos producen SIDA, aún hoy en día con todos los avances médicos y científicos no es una sola la fuente de estas enfermedades o condiciones humanas y biológicas. Casi la totalidad de los estudios que se han publicado, buscando demostrar los efectos nefastos a la salud humana debido al consumo de alimentos GM, han sido desmentidos y objeto de posteriores rectificaciones.
“La modificación genética es una tecnología no una ideología” [7] que ha tomado visos de discusión política y no de discusión científica, con intereses que ha permitido a los grupos detractores mantener un discurso que incluso ha trascendido las necesidades humanas, llegando a la destrucción de los ensayos de bioseguridad de cultivos GM como el arroz dorado, desarrollado con fines netamente humanitarios y de aportar a la solución de un problema de salud. La discusión debe basarse en la evidencia científica, la modificación genética y los alimentos derivados de la misma son una alternativa más en el complejo mundo de la agricultura y la industria de alimentos que aportan soluciones, que coexisten y no están en contravía de otras alternativas de producción.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado desde el año 2005 [10] que los alimentos GM actualmente comercializados en el mercado internacional han superado las evaluaciones de riesgos en diversos países y no es probable que presenten riesgos para la salud humana, ni se ha demostrado que lo hagan. Sin embargo, la evaluación de riesgos y los procedimientos para que la sociedad adopte o rechace los alimentos GM necesitan encarar posibilidades metodológicas siempre innovadoras.
Literatura Citada
[1] Castaño, A & J. Castellanos. 2010. ABC de los Organismos Genéticamente Modificados. INVIMA-ILSI.
[2] FOOD AND AGRICULTURAL ORGANIZATION OF THE UNITED NATIONS-FAO. Evaluación de la inocuidad de los alimentos genéticamente modificados instrumentos para capacitadores. Food Quality and Standards Service Nutrition and Consumer Protection Division; 2009
[3] FOOD AND AGRICULTURAL ORGANIZATION OF THE UNITED NATIONS-FAO. Instrumentos de la FAO sobre la Bioseguridad. Roma: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación; 2007.
[4] Hodson de Jaramillo E. & A. Castaño H. Módulo Biotecnología Agrícola Moderna, Organismos Genéticamente Modificados y Bioseguridad. Consejo Superior de la Judicatura, Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla. Bogotá. ISBN 978-958-99102-2-1
[5] ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD. 2005. Biotecnología Moderna de los alimentos, salud y desarrollo humano: estudio basado en evidencias. ISBN 92 4 159305 9
[6] PRESLEY, G.J. & J.N. SIEDOW. Applications of Biotechnology to Crops: Benefits and Risks. Council for Agricultural Science and Technology. Issue Paper 12: ISSN 1070-0021
[7] http://www.foodnavigator.com/Science-Nutrition/Genetic-engineering-It-s-a-technology-not-an-ideology (consultado octubre 2013)
[8] Nicolia, A, A. Manzo, F. Veronesi & D. Rosellini. An overview of the last 10 years of genetically engineered crop safety research. Critical Reviews in Biotechnology. ISSN: 0738-8551. 2013.
[9] Morales, E. 2010. Discurso I Conferencia Mundial de Pueblos sobre el Cambio Climático y la Madre Tierra
[10] ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD. 2005. Biotecnología Moderna de los alimentos, salud y desarrollo humano: estudio basado en evidencias. ISBN 92 4 159305 9
Category:
Bioseguridad,
OGM,
Principio de equivalencia substancial,
Salud
| 2 Comments
las personas que lo crearon son MUY INTELIGENTES