Subscribe RSS

Por: Leonardo Galindo


Hace 10 años decidí dejar mi hermosa Colombia en busca de una oportunidad para mejorar mi nivel académico haciendo un posgrado en biología molecular en el exterior. En primera instancia uno se preguntaría por qué dejar Colombia para mejorar el nivel académico. ¿Acaso es que en Colombia nuestras Universidades no tienen los elementos para preparar profesionales competitivos en este tipo de posgrados?  Debo confesar que en esa época no me preocupé por hacer una investigación exhaustiva acerca de cómo se comparaba hacer un posgrado en Colombia con uno en el exterior. Sin embargo, el hecho de haber realizado mi tesis de pregrado en un centro de investigación en el Valle del Cauca (El Centro Internacional De Agricultura Tropical - CIAT), me permitió comparar dos mundos: el de mis amigos de la Universidad Nacional de Colombia que habían decidido hacer sus tesis en la Universidad, y el de algunos compañeros y el mío que habíamos tenido la oportunidad de trabajar en el CIAT.



En principio es claro que el CIAT es un centro de investigación en Colombia, sin embargo la financiación que uno obtiene, la facilidad de obtener reactivos de manera pronta para realizar experimentos en biología molecular, y los equipos de la unidad de biotecnología, se asimilaban bastante a lo que las universidades en Estados Unidos, Canadá y Europa tenían, según comentaban muchos de los compañeros del centro que habían tenido la oportunidad de ver o estudiar en dichas instituciones. En contraste, al hablar con muchos de mis compañeros que habían decidido realizar sus tesis directamente en la universidad, era claro que había grandes deficiencias en las mismas áreas en la que el CIAT mostraba facilidades. Las historias de mis compañeros en la universidad iban desde no conseguir un  reactivo por meses, hasta no disponer de un equipo simple para realizar el experimento más básico de genética. Con este ejemplo no quiero decir que sea imposible hacer una tesis de pregrado en biología molecular en las universidades Colombianas, pero si existía una diferencia clara en esa época entre unas pocas instituciones/universidades con recursos suficientes para la investigación y la gran mayoría de universidades en nuestro país, o al menos esa era la impresión que yo tenía.



La segunda razón que me impulsó a salir del país, fue precisamente la diferencia aparente que existía entre el entrenamiento que recibía un estudiante de posgrado en Colombia y uno en el exterior. Además de las dificultades económicas aparentes que pueden existir, en especial para aquellos que buscan entrenamiento en disciplinas como la biología molecular, que requiere el uso de equipos y reactivos especializados, también era típico encontrar profesores entrenados localmente educando a los estudiantes en los programas de posgrado. Esto no era para nada malo pues los profesores entrenados en Colombia en esa época eran personas sumamente inteligentes, analíticos y críticos, pero desafortunadamente la falta de exposición a investigación de punta, que rara vez es posible en Colombia, no permitía a los profesores y estudiantes alcanzar todo su potencial.



Debo reconocer que es posible que muchas de estas concepciones no fueran 100% ciertas, pero de todos modos, influenciaron mi decisión de buscar suerte en el exterior. Y aquí estoy, luego de una maestría, varios años de trabajo y terminando mi doctorado en Canadá, con una nueva decisión a tomar: ¿volver o no volver?  De nuevo estoy empezando a investigar y tratando de dialogar con aquellos que han vuelto o se han quedado durante todos estos años.  Mi mejor amigo fue uno de esos valientes que luego de realizar su doctorado en Bélgica decidió volver. Lo llamo valiente, porque aún mi concepción (fundada en parte por lo que él me cuenta) muestra las dificultades aún presentes para conseguir dinero para investigación y la carga de trabajo abrumadora que hace difícil avanzar a un nivel competitivo internacional.



De mis excompañeros de CIAT que salieron a hacer sus estudios en el exterior, un porcentaje muy pequeño han vuelto a Colombia. La mayoría han encontrado trabajos en países en el exterior luego de terminar sus estudios de posgrado. Algunos aún se encuentran haciendo postdoctorados y es posible que decidan volver, otros estuvieron tanto tiempo afuera que crearon familias y decidieron no volver. Otros con deudas de préstamos beca en Colombia, vieron que era más fácil quedarse a vivir en el exterior para pagar por la deuda que volver a Colombia a tratar de buscar un trabajo donde las oportunidades son mucho más limitadas.



Al final del 2013 Colciencias anunció el programa “Es Tiempo de Volver”, el cual tenía como objetivo repatriar  de 100 a 200 investigadores anualmente, quienes podrían realizar estancias postdoctorales en las mejores universidades de Colombia. La inversión para el programa sería de 17.201 millones de pesos [1]. Dentro de los beneficios de vinculación a instituciones asociadas al sistema nacional de ciencia y tecnología estaban: 6 millones de pesos mensuales durante dos años, seguridad social y seguro de vida, beneficios tributarios, una beca de investigación (de hasta 75 millones de pesos anuales), y soporte de repatriación (10 millones de pesos). La posición postdoctoral era entonces por primera vez creada de manera oficial en el año 2014 en Colombia. En contraste, los postdoctorados fueron creados en Estados Unidos poco después de la primera guerra mundial [2]. Con esto no quiero decir que los estándares de educación deban ser medidos o simplificados con esta comparación, pero esta situación es en muchas ocasiones un reflejo de las desventajas en recursos que sufren muchos de nuestros países en comparación con países del primer mundo. A principios de 2014 muchos de los seleccionados por el programa “Es tiempo de volver” ya se encontraban en Colombia luego de haber dejado trabajos estables en el exterior (algunos incluso desde el año anterior), pero el proceso de vinculación a las instituciones asociadas al convenio del programa no se había completado para muchos de ellos [3, 4], y el presupuesto fue reducido de 17 a 11.000 millones. Aunque algunas personas si fueron vinculadas a las instituciones, cerca de 60 personas tuvieron problemas en su proceso, y muchas estuvieron sin empleo durante meses debido a los problemas logísticos del programa. Adicionalmente muchos de los beneficios ofrecidos para atraer a los cerebros fugados fueron modificados irrespetando el acuerdo; algunas instituciones decidieron reducir el salario pactado, o incumplir con los beneficios de repatriación [4]. A la fecha no han surgido nuevas informaciones sobre el programa, pero las convocatorias actuales de Colciencias de este año (noviembre de 2015), no muestran ninguna convocatoria de “Es tiempo de volver”. Este es solo un ejemplo de nuestra falta de experiencia para establecer procesos que beneficien la institucionalización de la ciencia y la tecnología como prioridad; a esto se suma la desorganización en la asignación del programa de regalías a gobiernos regionales sin objetivos claros en el marco científico, la extrema burocratización para legalizar recursos y realizar proyectos, y la total desvinculación entre la academia y la empresa privada [5]. Por ejemplo, en lo que concierne a este último punto es necesario decir que la mayoría de los países en donde la ciencia es actor central del desarrollo, el gobierno provee incentivos a las empresas que desarrollen programas de pasantías a estudiantes universitarios, y las industrias catalizan el desarrollo de nuevas tecnologías que las hagan competitivas a través de inversiones económicas dedicadas a que los investigadores de las universidades respondan preguntas básicas, que los sistemas de producción industriales no podrían resolver por si solos.



En las últimas dos décadas la ciencia en Latinoamérica ha empezado a dar pasos positivos con incrementos en la financiación científica [6]. Sin embargo la tasa de publicaciones y número de referencias en artículos internacionales, aún no son actores principales en revistas internacionales. En 2013 Brasil tuvo más de 46000 publicaciones  (consignadas en la base de datos Scopus). Colombia, a pesar de ubicarse en el cuarto lugar en número de publicaciones en Suramérica, solo tuvo un 10% de lo que obtuvo Brasil. Argentina tiene la proporción más alta de científicos por cada mil trabajadores con 3, mientras que Colombia ocupa el antepenúltimo lugar con un índice menor a 0.5 [6]. Así mismo Brasil es la única nación suramericana que gasta más del 1% de su producto interno bruto en ciencia y tecnología, mientras que en Colombia este valor es menor a 0.25%.



A pesar de que Brasil y Argentina son claros líderes en el apoyo a la ciencia de la región, existen aportes científicos específicos provenientes de Colombia. El CIAT (el centro de investigación del que hablé anteriormente), por ejemplo, tiene un presupuesto anual de 114 millones de dólares que es aproximadamente 1/5 del presupuesto de la agencia de financiación más grande en el Brasil (FAPESP – La Fundación de Investigación de Sao Paulo) [7]. La investigación en CIAT ha promovido el avance en los componentes nutricionales y de resistencia de forrajes tropicales, fríjol, yuca, y arroz entre otros cultivos. El programa de mejoramiento de fríjol en CIAT ha repercutido directamente en la alimentación de más de 30 millones de personas en África; el 70 % del arroz en Suramérica y el 90% de la yuca en Asia vienen de los programas implementados en el CIAT. Desde que el CIAT abrió sus puertas más de 13000 investigadores han sido entrenados allí [7].



Es evidente que aún falta mucho para hacer que la ciencia y la tecnología tomen su papel como actores centrales en Colombia. Brasil ha financiado a estudiantes para que vayan al exterior desde los años 50 para hacer estudios, y que puedan regresar para enseñar y hacer investigación [8]. En Chile y Argentina programas similares fueron creados más recientemente, de una forma similar a como lo hizo Colombia con el programa “Es tiempo de volver”. Es necesario que iniciativas como esta no mueran, pues pueden ser el comienzo de un cambio positivo que de la relevancia necesaria a la ciencia en nuestro país. Adicionalmente debemos ir más allá y crear programas de larga duración, que no solo garanticen la vinculación temporal de los científicos (entrenados tanto nacional como internacionalmente), sino que permitan darle continuidad a la investigación científica más allá de un postdoctorado. Un inversión mejor encaminada de regalías basadas en objetivos trazados por comités científicos, y encuadradas en lineamientos de las necesidades nacionales, permitirán establecer una mejor estrategia a largo plazo para crear una base duradera.



Y bueno, volver o no volver… Después de 10 años de haber dejado mi hermosa Colombia muchas cosas se vienen a la mente. El corazón y ese deseo de impactar directamente a nuestra sociedad me dicen que debería volver, luchar desde casa contra la marea, levantarme en mi tierra cada día a pesar de la falta de recursos y de la desidia del gobierno; pero la razón me muestra que es posible que una lucha a distancia sea más adecuada, donde un trabajo con recursos más abundantes me permita investigar de manera más competitiva y así mismo ayudar a otros a lograr un objetivo similar, donde pueda convertirme en catalizador para otros que en el futuro busquen también suerte en el exterior, o una oportunidad para aprender cosas nuevas que puedan llevar de vuelta a Colombia. Finalmente creo que no importa que decisión  se tome desde que el objetivo de ayudar a nuestro país esté claro… de cerca o de lejos.


Referencias

1. Colciencias [http://www.colciencias.gov.co/node/4247]
2. Kaiser D: Drawing Theories Apart : The Dispersion of Feynman Diagrams in Postwar Physics. University of Chicago Press; 2005.
3. Colciencias improviso con “Es tiempo de volver” [http://www.elespectador.com/noticias/educacion/colciencias-improviso-tiempo-de-volver-articulo-545629]
4. De cerebros fugados a cerebros desencantados [http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/ciencia/investigadores-denuncian-demoras-en-programa-es-tiempo-de-volver/15249435]
5. Si es tiempo de volver [http://www.las2orillas.co/si-es-tiempo-de-volver/]
6. Van Noorden R: SOUTH AMERICA by the numbers. Nature 2014, 510:202–203.
7. Catanzaro M, Miranda G, Palmer L, Bajak A: Big players South America science. Nature 2014, 510:4–6.
8. Fraser B: Homeward Bound: South American efforts to repatriate scientists are paying off. Nature 2014, 510:2014.